miércoles, 20 de febrero de 2013

Liturgia literaria de Miguel Ángel Badal


El pasado miércoles 13 de febrero teníamos cita en Bibliocafé pues había nueva liturgia literaria.

Comenzó Miguel Ángel Badal esta liturgia, su liturgia, diciendo que le hacía mucha ilusión estar allí pero que había presenciado las de otros escritores y no sabía si tendría algo interesante que decir, porque cree que él no tiene método.

El ingrediente principal de mis novelas es la pasión, la pasión de escribir, al contrario de cuando copias una receta de tu madre y no sale lo mismo, no sabe lo mismo, porque tú copias, no hay pasión.

Cree que lo primero que se necesita para escribir es una motivación, no una historia.

¿Por qué me dedico a la novela histórica?
Me permite combinar dos de mis pasiones: la literatura y la historia.
La parte de la literatura le viene de familia pues su padre fue poeta y murió muy joven; él, sin embargo, no se ha inclinado por la poesía.

Discrepa con Jason Webster -ya es la tercera alusión a la liturgia de Jason, en otras tantas, y me fastidia oírlo porque me la perdí (Nota del anotador)- sobre que la coletilla de escritor hay que ganárselo: publicar y ya se verá.

Su otra pasión, la historia, siempre estuvo muy presente en su casa, en su vida: vivió en un pueblo amurallado de Cuenca, de allí salió para estar interno dos años en el colegio del convento de Uclés, y posteriormente se trasladaron a vivir a Cuenca.

Un libro sobre la historia de los reyes de Bizancio que le regalaron con 16 años transformó su vida. Aunque escrito en el siglo XII puede considerarse una novela histórica, a pesar de que este concepto nacerá en el siglo XVIII.


Después pasó a hablar del espacio de trabajo.
Cuando se sienta frente al ordenador ya tiene la historia en la cabeza, incluso diálogos, esta labor la ha realizado en cualquier otro sitio y momento, pero cuando se trata de escribir necesita un lugar ordenado y siempre el mismo.

Necesita tener a mano los libros, no sólo por necesidad, también es algo estético y te recuerdan lo que estás haciendo, para qué trabajas.
Por ello le gusta presentar sus libros rodeado de más libros, en librerías.

Le sorprende Jason, de nuevo lo cita, con que un escritor no necesita leer para escribir. Él acepta que lo que lees te influye, que puede llegar a castrar al escritor pero él ya no lee por placer, el 95% de lo que lee es por trabajo para documentarse.

Para poder trabajar necesita unos ingredientes que no pueden faltar:
- café: la gasolina para que el motor se ponga en marcha,
- un teclado que suene (así como suena),
- tener una mujer como la suya, Mireia, que no cuestiona, no censura, respeta..., según dijo, debería aparecer su nombre junto al suyo,
- música, que ha comprobado que amansa a las musas. Escucha, principalmente, heavy metal, y cree que la atmósfera de la música que escucha se llega a transmitir al papel: épica, angustia, melancolía, etc.

Documentación
Cree que hay que sumergirse en la atmósfera de la época, no sólo buscar un dato concreto, de ese modo, aunque sólo aproveches en la novela el 1% de lo leído, llevarás el resto el cabeza y se notará al escribir.

La documentación, por tanto, no es sólo el dato histórico concreto sino bajar a lo cotidiano y eso es muy difícil pues no hay muchos libros que hablen de la vida cotidiana en épocas concretas.
Y aquí habló de los juegos de rol para explicar lo importante que es lo de imbuirse en la atmósfera de la época.
Los juegos de rol tienen, entre su documentación, un libro donde se explica al jugador el mundo en el que se desarrolla la aventura para que lo tenga presente y pueda utilizar esa información si le es preciso.
También hizo aquí una mención a Tolkien sobre este tema de las atmósferas pues el escritor llegó a crear lenguajes en ese mundo de la tierra media.

También es importante la documentación visual sobre la época y lo ejemplificó con una imagen de las Cantigas sobre cómo se saca una flecha. Ese método, desconocido para él, lo trasladó a uno de sus libros después de verlo.

Piensa todos los detalles, no se imagina a los personajes moviéndose en una bruma, llegando a hacer planos y perspectivas de edificios y lugares para situar correctamente la acción.

Y un último punto es la documentación experimental que le da su faceta de recreador, en la que intenta vivir alguna situación del personaje.
Pertenece al grupo Conca que recrea acciones de los siglos XII y XIII.
La palabra recreador le pesa mucho porque los recreadores vieven por la recreación, sin más, él lo hace para poder escribir.

Su primera novela, El señor de Lordemanos, se desarrolla en Galicia y él no ha visitado nunca esa tierra.
En su segunda novela, Como polvo de la tierra, se desarrolla en Cuenca y Teruel y fue más sencilla esa documentación pues vivió en esas tierras, en esos pueblos. El grado de meticulosidad es tan grande que llegó a organizar un viaje para medir la anchura de unas calles.

"Cuento muchas cosas porque no pedo contaros nada de mi método.
Yo hago lo que me apetece y, por tanto, lo disfruto".


"La trama está elaborada en mi cabeza cuando empiezo a escribir.
Me gusta escribir en primera persona para que el lector vea l mundo a través de los ojos de uno de los personajes.

Tengo una manera de trabajar antisistemática.
Es un poco el método de construcción de las Fallas, tengo la trama en la cabeza y empiezo a escribir por las partes que más me gustan, luego sigo y sigo hasta llegar a lo menos ilusionante pero con la satisfacción de haber realizado ya lo principal, quedando las zonas de unión, los nexos.

Cuando todo esto está hecho se mete la novela en un cajón y se deja un par de meses.
Luego hago dos copias, para mi mujer y para mí, en las que señalamos, por separado, detalles a corregir.
Esta revisión se repite varias veces.

Las dos novelas se han publicado gracias a certámenes literarios, nunca he enviado nada a una editorial y no sabría cómo hacerlo".

Aquí terminó la conferencia, luego empezaron las preguntas pero yo me tuve que ir.

Me pareció muy interesante, ésta es la quinta liturgia y veo que cada escritor es un mundo, cada maestrillo tiene su librillo, como deber ser.

Me parece una idea estupenda lo de las liturgias literarias, traer a escritores a contarnos cómo desarrollan su trabajo.
Felicito a los integrantes de El Cuaderno Rojo y a José Luis Rodríguez, alam de Bibliocafé, por darnos esta oportunidad de aprender y disfrutar al mismo tiempo.

8 comentarios:

S. Cid dijo...

Otro que se pone a medir... Él, calles; yo, caminos. Luego ya viene la enooooorme diferencia entre uno y otro.

Tengo más que decir sobre esta liturgia, pero ahora tengo que ponerme a lo mío, que tengo ahí el Scrivener abierto, esperándome, así que ya volveré.

También me dan ganas de publicar en Finis Terrae mi propia liturgia y a lo mejor lo hago (si encuentro tiempo) porque seguro que así me aprendo cosas de mí misma que hago y no sé que hago.

Saludos y gracias por estas tertulias. ¡Me encantan! (así que otra vez, que no tengas "que irte") :-p

caraguevo dijo...

S. Cid: Muchas gracias.
Fue, quizá, el más difícil de seguir a la hora de tomar apuntes o igual influyó que estuve n última fila y me despistaba con cualquier cosa.

La pena de tener que irme antes de que acabara la liturgia fue que no me enteré de unas noticias que tenían que dar las gentes de El cuaderno rojo.

Esta tarde hay presentación de un libro coral de ellos, a ver si me entero.

Pues ya tarda usted en hacer su propia liturgia, mida los caminos y póngase a ello.

Un saludo

S. Cid dijo...

Ya estoy aquí otra vez, que, entre los otros comentarios y éste, he estado haciendo una prueba de nivel para un curso de inglés.

A ver, esta frase: "Le sorprende Jason, de nuevo lo cita, con que un escritor no necesita leer para escribir." me llama mucho la atención. ¿Quién es ese Jason? No estoy de acuerdo con él. Hay que leer, siquiera sea para descubrir que esas historias que se leen, también se pueden escribir.

Otro comentario más. Éste, respecto de la frase "tengo la trama en la cabeza y empiezo a escribir por las partes que más me gustan, luego sigo y sigo hasta llegar a lo menos ilusionante pero con la satisfacción de haber realizado ya lo principal, quedando las zonas de unión, los nexos.". Desde que tengo Scrivener, yo también funciono así, y me va bastante bien :-))

Como yo sólo he acabado UNA SOLA novelita corta, no tengo mucha experiencia al respecto, pero en cuanto a esta idea: " Cuando todo esto está hecho se mete la novela en un cajón y se deja un par de meses.
Luego hago dos copias, para mi mujer y para mí, en las que señalamos, por separado, detalles a corregir. Esta revisión se repite varias veces.", yo lo que hice fue terminar mi historia, pasársela a mis dos correctoras, ellas me enviaron todos los errores que habían visto, los corregí, y ahora tengo la novelita guardada en un cajón en espera de que pasen dos o tres meses, se me olvide un poco y pueda ponerme a leerla con otros ojos.

Perdón por el comentario tan largo (parezco MGae). Para resarcirte de este rollazo, prometo no asomar la nariz en varios días ;-)

Saludos.

caraguevo dijo...

S. Cid: Jason WEbster es un escritor inglés que vive en Valencia que escribe novela negra en inglés y que no se publica en España. Puedes leer algo más si buscas en las etiquetas de la derecha.
Ya hizo su liturgia literaria pero eso fue antes de que las hicieran abiertas al público, así que me la perdí, como las de Sebastián Roa o Gabriel Castelló.

Ay el Scrivener. El jueves hablé con Santiago Álvarez, el que lo presentó en Bibliocafé y a raíz de eso conociste el programa, y me comentó que está a punto de salir la versión en español. Por si te interesa.

Las correcciones a las que se refiere Miguel Ángel son tanto ortográficas como de estilo y de trama en general. No sé si tus dos correctoras hacen lo mismo.

Si este comentario te parece un rollazo es que no se parece a los de MGae ;-P
En cualquier caso, estás perdonada.

Un saludo

caraguevo dijo...

S. Cid: Jason WEbster es un escritor inglés que vive en Valencia que escribe novela negra en inglés y que no se publica en España. Puedes leer algo más si buscas en las etiquetas de la derecha.
Ya hizo su liturgia literaria pero eso fue antes de que las hicieran abiertas al público, así que me la perdí, como las de Sebastián Roa o Gabriel Castelló.

Ay el Scrivener. El jueves hablé con Santiago Álvarez, el que lo presentó en Bibliocafé y a raíz de eso conociste el programa, y me comentó que está a punto de salir la versión en español. Por si te interesa.

Las correcciones a las que se refiere Miguel Ángel son tanto ortográficas como de estilo y de trama en general. No sé si tus dos correctoras hacen lo mismo.

Si este comentario te parece un rollazo es que no se parece a los de MGae ;-P
En cualquier caso, estás perdonada.

Un saludo

S. Cid dijo...

Iba a hacer algunas apreciaciones respecto de tu comentario a mi comentario, pero después del último parrafito, te retiro la palabra durante 24 horas.

Doble :-p

posodo dijo...

El último párrafo dice:
«Un saludo.»

Si es que no se puede ser educado ;-)

caraguevo dijo...

S. Cid: Ja, ja, ja, te lo dices tú todo.

posodo: Muy bien dicho.

Un saludo a los dos