jueves, 6 de septiembre de 2012

Libro: Magallanes

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Hace dos meses justos, el 6 de julio, El club de lectura de Finis Terrae planteaba como libro del mes una biografía de Magallanes escrita por Stefan Zweig.
Si hablo hoy de este libro es porque tal día como hoy de hace 490 años, el 6 de septiembre de 1522, los tripulantes de la embarcación que sobrevivió a la aventura, llegaron al puerto que les vio partir casi tres años antes.
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No voy a hablar del libro, para eso ya está el análisis que hace S. Cid, sólo quiero mencionar uno de los detalles que me han llamado la atención de esta gesta narrada por Stefan Zweig:

...Corto y arriesgado ha sido el alto hecho en Cabo Verde, pero a él debe Pigafetta, el apto cronista, en los últimos momentos de su estancia, uno de los prodigios por amor a los cuales emprendió la expedición: es el primero en observar allí uno de los fenómenos que por su novedad y significación le absorberá durante mucho tiempo. Los hombres que habían ido a la playa para comprar víveres traen, asombrados, la noticia de que en Cabo Verde es jueves, mientras a bordo les aseguraban que era miércoles. Tampoco Pigafetta sale de su asombro porque, precisamente, durante aquel viaje de casi tres años ha llevado su dietario con toda exactitud. Sin interrupción ha venido contando: lunes, martes, miércoles, etc., semana tras semana, año tras año. ¿Habrá pasado por alto un día? Pregunta a Francisco Albo, el piloto, que registra también todos los días la fecha en su libro de a bordo, y ¡tiene asimismo aquel día registrado como miércoles! En su vuelta al mundo, siempre con rumbo al Oeste, se les habrá escapado un día, por razones inexplicables, a los navegantes, y cuando Pigafetta comunica el singular fenómeno, el mundo ilustrado se admira. Se ha descifrado un secreto que ni los sabios de Grecia, ni Ptolomeo, ni Aristóteles, pudieron concebir, y que el impulso de Magallanes estaba destinado a revelar; al fin se ha probado, por la observación exacta, lo que Heráclito de Ponto había dado como hipótesis cuatrocientos años antes de Jesucristo: que la esfera del mundo no permanece fija en medio del universo, sino que se mueve con ritmo singular sobre su propio eje, y que quien la sigue en su giro navegando hacia Occidente puede arrebatar tiempo a la eternidad. Esta nueva experiencia, o sea que el tiempo y las horas son diferentes según las distintas partes del mundo, ocupa a los humanistas del siglo XVI, como al mundo actual la teoría de la relatividad. Pedro Mártir se hace aclarar inmediatamente el fenómeno por un "hombre docto", y lo comunica al Emperador y al Papa. Así, mientras los otros se contentan con fanegas de especias, precisamente el modesto caballero de Rodas saca de este viaje lo más valioso en la tierra: ¡un nuevo conocimiento!...

Esta mención a ganar un día por haber dado la vuelta al mundo hacia el oeste no lo volveremos a ver mencionado hasta que Julio Verne lo utiliza en La vuelta al mundo en 80 días, escrita en 1872 y que se desarrolla en ese mismo año. 
320 años después.
Es un detalle que me llamó la atención.

Hay otros, como el origen del nombre de Patagonia, que callo porque el libro lo vale.
Y hoy es buen día para empezar a leerlo.
Por supuesto que lo recomiendo.
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2 comentarios:

S. Cid dijo...

Ése fue también para mí uno de los detalles que más me llamaron la atención. Probablemente el que más, en realidad. Y mira que hay.

caraguevo dijo...

S. Cid: Es un detalle que ahora, nosotros lo tenemos claro, o nos lo creemos y punto, pero en su momento debió ser como hacer magia: Hala, un día menos.
Un libro interesante.
Un saludo