domingo, 23 de octubre de 2011

Mientras ellas hablaban, hablaban y... hablaban...

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Ella tenía en su rostro una sonrisa que lo iluminaba con un resplandor de felicidad que alcanzaba a todo el grupo.
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Y ellas hablaban y hablaban, hasta que leyeron esto y se quedaron mudas.
Fue leerlo y empezar a ponerse verdes de envidia.
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Nota 1: Como dicen en toooooodas la películas de las sobremesas de Antena 3: Basado en hechos reales.
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Nota 2: Sería imperdonable desaprovechar la frase del cuadro.
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2 comentarios:

S. Cid dijo...

¡Qué bonita frase la del cartel! Voy a anotármela y pensar mucho sobre ella.

Verdaderamente éste blog es un servicio público: puede que hayas cambiado mi concepción sobre... (bueno, eso me lo callo, pero ¡es grandioso!)

En cuanto a la envidia, dicen que es el pecado nacional..., pero es un pecado del que yo no me acuso. El que pretenda dármela..., pincha en hueso (no me jacto de ello porque no es un logro mío, es cuestión de naturaleza).

Bonita..., sí, muy, muy bonita frase. En cuanto a mi comentario sobre tu anotación, iba a escribirte un cuento; pero ya he hablado demasiado. Ahora me toca callar y empezar a sonreír, si es que quiero ir aprendiendo. Intentemos, pues, una sonrisa bonita:

:-)

¿Salió bien, eh? Y eso que es domingo, ya casi lunes ;-)

caraguevo dijo...

S. Cid: La frase es muy bonita, por eso aparece en este blog. ¿Qué hay que pensar sobre ella? Mira que te veo venir y le vas a sacar tres pies al gato.

Que salgas con lo de servicio público con esta entrada me emociona y sorprende, pero es verdad, ya que no tengo abuela me lo digo yo mismo.

Me alegra que lo de la envidia no vaya contigo. Imaginarte en plan Fiona de Shrek no mola nada y el verde no conjunta con el color de tus ojos, ja, ja.

Bueno, como la sonrisa la pones tú, yo te regalo la frase, para ti también.

Feliz semana.