lunes, 6 de septiembre de 2010

Ya he caído

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Malos tiempos para la lírica cantaban Golpes bajos.
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En Cataluña corren malos tiempos, para la lírica (ver caso Palau), para la política o para el deporte (Joan Laporta sirve para los dos).
Y para el libro como industria, ahora que ya parece que llega para quedarse entre nosotros el libro electrónico.
En Cataluña, y sigo en el Principado, es tradición que el Día del Libro se regalen libros acompañados de rosas, uno y una, en pareja, más es un exceso, o un pecado si se saca de contexto.
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Las rosas de la fotografía, en este caso dos, están secas, siempre las he conocido así porque ya llegaron secas a casa. Y además está seca porque, como digo, son malos tiempos para el libro. Libro al que debería acompañar en la fotografía pero no es así. Está junto a la competencia del libro tal y como lo conocíamos hasta ahora, al último capricho tecnológico que me he regalado, un lector de libros electrónicos.
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Aprovechando un viaje de mi hermana a los Estados Unidos le encargué uno.
Y lo tengo de milagro pues tres días después de comprarlo, sin saberlo, SONY sacaba los modelos con nuevas prestaciones y había rebajado de tal manera los modelos existentes que no quedaban existencias en las tiendas y hubo que realizar un vía crucis por diversas librerías y tiendas de electrónica.
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Yo era reacio a este trasto. La sensación de tocar el libro, el papel de peor o mucha más peor calidad, el tipo y tamaño de letra elegido, el olor del papel y de la tinta, todo esto no me gustaba perderlo.
Pero también es verdad que no tengo sitio para muchos más libros, y una compañera me pasó un listado con 2.750 libros que tiene ella en formato digital.
Lo estuve mirando y hay títulos que me interesan, otros no tanto, pero como tenía la oportunidad de conseguir un trasto por menos de la mitad de lo que cuestan aquí, me decidí.
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Lo he inaugurado con La mano de Fátima, de Ildefonso Falcones. Se podrá pensar que no es el mejor título, pero es un libro que quería comprar, y por supuesto, es a lo que voy a dedicar el cacharro, a libros que compraría en edición de bolsillo, best sellers, etc. Los clásicos, de viajes, obras de editoriales pequeñas, o de arte, que no me los toquen. Mis visitas a París-Valencia van a seguir continuando, faltaría más.
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Además vendrá bien para poder tener completas las memorias de Pejpe Bojno, porque deberán ser cienes y cienes de volúmenes con arreglo a la pasta que le soltó Planeta y que es con lo que supuestamente sostiene el negocio hípico.
De este modo, los podré tener en el cacharro sin ocupar espacio en casa.
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Por cierto, le tengo que buscar nombre al cacharro. Eso de ebook reader o lector de libros electrónicos no mola nada.
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Se admiten sugerencias.
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3 comentarios:

Sue dijo...

Nooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!

caraguevo dijo...

Si es una propuesta de nombre se parece mucho al NOOK de Barnes & Noble.
Si es un lamento, sí, reconozco el pecado, y una vez he enseñado el lector a amigos varios hay lista de espera para caer también.
No sé si llegaremos a formar un grupo de "pecadores de la pradera" como diría Chiquito de la Calzada o sólo nos señalarán por la calle por no pagar a la SGAE, como ya hacen conmigo desde el miércoles pasado.
Un saludo.

Guido Finzi dijo...

Lo primero que se me ocurrió, es lo mismo que te comentó Sue.

Yo voy a seguir resistiendo, y recreándome en el olor a papel viejo y el tacto por tapas de cartón impregnadas de polvo. Soy un clásico para estas cosas...

Un saludo