martes, 14 de septiembre de 2010

Una iglesia casi desconocida

La Iglesia de San Ignacio de Loyola
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Uno de los recorridos por Madrid que podríamos hacer con los ojos cerrados, por la experiencia acumulada de numerosos viajes es cruzar la Plaza de Santa Ana en diagonal hasta la calle Huertas, para llegar a la puerta de Casa Alberto y tomar un vermut de grifo acompañado por una ración de rabo de toro o simplemente por cualquiera de la tapas de acompañamiento.
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Para llegar hasta allí hay que pasar por delante del hotel Alicia de la cadena Room Mate y su característico vestíbulo con la caja de Julian Opie.
Y también pasamos por delante de una iglesia, la iglesia de San Ignacio De Loyola.
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Después de haber pasado varias veces y ver cerrada siempre la iglesia, el pasado mes de abril, y otra vez la semana pasada, tuve la oportunidad de visitarla completamente, de arriba abajo acompañado por varios miembros de la directiva de la Congregación que gestiona la iglesia.
Es casi imposible acceder a la misma porque sólo se abre cuando se celebra la misa semanal y algún sacramento, como bautizos, bodas y principalmente funerales. El acceso es por la calle Príncipe lo cual dificulta más el acceso, por desconocimiento.
Así que vamos a realizar una rápida visita, acompañada por una breve historia de la misma.
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Por el mes de enero de 1713 un grupo de vascos residentes en Madrid y naturales de las tres Provincias, decidió fundar una institución, con el fin de atender las necesidades espirituales y temporales de sus hermanos vascos afincados o de paso en la Corte.
El 20 de abril de 1715, se aprobaron las Constituciones de la Congregación, que tomó el nombre de “Real Congregación Nacional de Hijos y Originarios de las tres muy Nobles y muy Leales provincias de Cantabria”, consagrada a su “Glorioso Paysano y patrón, el Grande Ignacio de Loyola, Natural de la Provincia de Guipuzcoa”.
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En el año 1772 la Congregación se instaló en la calle del Príncipe, en unas casas que habían sido propiedad del Colegio de San Albano de Valladolid y en las que había funcionado el llamado Colegio de San Jorge de los Ingleses, el cual había sido regentado por los padres Jesuitas hasta la expulsión de éstos de España por Carlos III en el año 1767. Después de la expulsión de los jesuitas, el colegio de San Valdano vendió la propiedad de aquellas casas al Duque de Alba, el cual a su vez las permutó a la Congregación por el terreno y casas de Buenavista en la calle Alcalá que había adquirido ésta en 1741. La razón de esta permuta fue que el Duque de Alba estaba interesado en este terreno para construir en el mismo su Palacio de Buenavista, el cual más tarde fue cedido al Ejército de España; actualmente este palacio es utilizado como Cuartel General del Ejército.
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La Congregación adquirió así en propiedad, la capilla de San Jorge y las casas que daban la vuelta a la misma, por las calles de Prado, Lobo (actualmente Echegaray), y Huertas. La Congregación habilitó la capilla para ser la Iglesia de San Ignacio de Loyola.
La posesión por la Congregación de estas casas en una de las zonas más céntricas del Madrid de entonces, le permitió disfrutar de unos ingresos saneados, por las rentas que aquellas producían, haciendo posible desarrollar con holgura las obras benéficas establecidas en sus Constituciones.
Hacia 1896 se habían iniciado las obras de la nueva Iglesia dedicada a San Ignacio de Loyola, que ocuparía el lugar de la anterior; las obras se realizaron sin mayores problemas por el “maestro albañil y contratista de obras” Tomás Galán, en base a los planos y condiciones establecidos por el arquitecto Miguel de Olavarría.
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La iglesia, construida en estilo neorománico sobre la planta de la primitiva, fue quemada el 13 de marzo de 1936, desplomándose la techumbre y quedando la iglesia inutilizada y abandonada. Las obras de reconstrucción de la iglesia comenzaron a principios de los años cuarenta, manteniendo la fachada y rehaciendo el interior en un estilo modernista. En estas obras se cambia la solución original de la cubierta y se adopta la actual, totalmente desconocida para mí pero que, según me comentaron durante la visita a la Congregación, se utilizó en otras iglesias de Madrid en esa época.
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Y con esto se acaba la visita turística.

2 comentarios:

Guido Finzi dijo...

Es un edificio que siempre me gustó pero que, nunca encontré abierto.

Un saludo

caraguevo dijo...

Ésa ha sido la principal razón de poner la anotación, porque nos dijeron que siempre está cerrada la iglesia.

Un saludo