martes, 24 de agosto de 2010

Libro: Venecias

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Venecias
Venises
Paul Morand
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Traducción de Monique Planes
Prólogo de Rafael Reig
Edita Península
183 páginas, con notas
1ª edición en esta colección, marzo de 2010
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«Para mi gusto, la prosa de Venecias alcanza sus mejores momentos precisamente cuando Morand se vuelve hereje, cuando incumple los mandamientos de su propia religión de la Belleza»
Rafael Reig
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"Mi padre pasaba por tener una posición "desahogada"; esa holgura venía de no tener necesidades; gustaba de repetir "es más fácil prescindir de las cosas que perder el tiempo en conseguirlas", su única riqueza era un pequeño Breughel, un Trouville diminuto de Boudin, una Cabeza de Renoir y un Crozant de Guillaumin. Eugène Morand jamás entró en un banco".
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"He conocido todavía la plaza de San Marcos con su campanile, explicaba Régnier. Sabéis que cuando cayó el monumento, a las 9,55, mi gondolero tuvo estas palabras admirables: "Este campanile se derrumbó sin matar a nadie; se dejó caer como un señor, se statogalantuomo".
- Y para colmo de galanteía-añadía Vaudoyer- se derrumbó un 14 de julio, en homenaje a la Bastilla.
Quizá los ingleses nunca amaron tanto Florencia ni los alemanes Roma como aquellos franceses amaron Venecia. Si Proust la soñó, ellos la vieron y la volvieron a vivir en su gloria y su decadencia".
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"En 1917 conocí a un jefe socialista, Bracke-Desrousseaux. "Creo en el socialismo, pero no lo concibo más que nacional", le dije inocentemente (estaba lejos de sospechar que, veinte años más tarde, estas cuatro palabras harían estallar Europa). me contestó secamente: "Imposible, el socialismo es, por esencia, internacional".
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"Antaño, el Gazzettino de Venecia publicaba la lista de la gente que se había caído al agua durante el día. Su primieron la rúbrica. ¿Caerán menos acaso?"
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"El objeto siempre es menos ocuro que su reflejo" dicen los pintores. Sólo el reflejo de Venecia, en nuestra memoria, es más ligero que la realidad.
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La primera parte de este libro me ha resultado un poco atosigante porque mencionaba muchos personajes desconocidos para mí.
No es una guía de viaje, ni siquiera una descripción de la ciudad; es un conjunto de narraciones sobre la atmósfera personal vivida en la ciudad, puede gustar o no, pero no deja indiferente. Es como la ciudad, con una diferencia, quein no se emociona en la ciudad de los canales, como dicen ahora, háztelo mirar.
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Impresionante uno de los capítulos finales en el que narra la subasta, en los años sesenta, de uno de los palacios barrocos venecianos.
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Buscando sitio para colocar los libros recientes he encontrado otro libro del autor, Nueva York, del que no tenía noticia, en una colección que sacó hace unos años ABC. Bienvenido sea.
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