sábado, 10 de julio de 2010

Esto sí es una ONG de verdad

Esta semana he recibido la memoria correspondiente al año 2009 de las actividades y cuentas económicas de la Asociación Valenciana de Caridad, también conocida como Casa Caridad.
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Se autodenomina la ONG del Pueblo Valenciano, con todo el merecimiento y ahí está su obra para avalar dicho título.
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Antes de que se me olvide, la edición de este librito está financiado por la Sociedad de Agricultores de la Vega de Valencia (SAV) cuyos camiones y trabajadores vemos a diario por la ciudad.
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Conocí más en profundidad esta asociación a raíz de un artículo en el periódico -allá en 2006 ó 2007, cuando todavía eramos ricos o eso creíamos- en el que se glosaba su obra y se pedía ayuda a las empresas y valencianos en general para una iniciativa nueva que consistía en hacerse cargo del coste que suponía un día de comidas.
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Aquella campaña, 365 comidas solidarias, me pareció una buena idea y entré a formar parte de los socios, colaboradores o donantes, nunca en estos años me he preocupado de saber en qué columna estoy o dejo de estar.
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No nos dan un carnet con el que podamos fardar por ahí, sólo me llega una felicitación por Navidad y este librito con la memoria anual.
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En el año 2007 organizaron una comida para los benefactores. No fue en niguna masía de la huerta, en el Veles i Vents o en el salón de banquetes de cualquier nuevo hotel de diseño, fue en el comedor donde una hora antes habían servido comidas, en dos turnos, a gente necesitada.
Aquel detalle me gustó, y más cuando vi a dirigentes de empresas, organizaciones empresariales y algún político hacer cola con sus platos para que les sirvieran el mismo menú que se había servido unos minutos antes.
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Antes Antonio Casanova Safont, presidente de la Asociación Valenciana de Caridad nos había enseñado parte de las instalaciones y hablado de los planes de futuro de la entidad.
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La comida fue muy agradable, compartí mesa con el entonces Presidente del Real Club Naútico de Valencia, Manuel Casanova, sus hijas, yernos y alguien más que no recuerdo. Si no me equivoco había dos notarios en la mesa y un productor de cine.
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Hoy en la memoria de 2009 leo que, tristemente y como era de esperar, el trabajo ha aumentado no mucho, muchísimo, hasta alcanzar las 340.356 raciones de comida y 22.478 pernoctaciones en el albergue.
Habiendo presupuestado 2,26 millones de euros, los gastos reales se elevaron a 3,06 millones, con una fuerte desviación como se ve.
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Lo positivo, y que me alegra, es el siguiente dato que viene en la memoria, el de los ingresos, que han sido superiores no sólo a lo presupuestado sino también a los gastos, en más de un millón de euros.
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Que hayan aumentado las aportaciones en un año como el 2009 en el que ya estábamos con más que nubarrones sobre nuestras cabezas es para alegrarse. Sigue habiendo gente buena, y no lo digo por mí.
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Por cierto, quien se haya fijado en el logotipo de la Casa Caridad habrá reconocido la firma de Miquel Navarro, quien hizo desinteresadamente el diseño.
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3 comentarios:

posodo dijo...

No todo el mundo lo ve igual, o al menos, lo critica. No directamente, claro.
A César Vidal hace tiempo que le vengo oyendo criticar "la sopa boba de los conventos". 'Hace tiempo' quiere decir 'desde que no está en la COPE'.

José Manuel Guerrero C. dijo...

Me dejas perplejo, Posodo, con eso que dice Céser Vidal. No creo que este tipo, con todo lo que sabe, haya tenido en su vida una experiencia sobrenatural, de acercamiento a la gracia, que se haya sumergido en la profundidad de una oración cuando esta se sabe decir, y se siente.

No todo el mundo, por mucho que sepa, está capacitado para entender el Misterio de la Fe. Este pollo, al menos, no lo sabe, sino, no diría lo de la "sopa boba de los conventos".
Bueno, yo lo que venía aquí era a dejar estas
palabras del Evangelio, que me parecen muy oportunas.

caraguevo dijo...

Criticar la sopa boba del Estado me parece bien. Criticar la sopa boba de organizaciones como ésta no lo veo correcto. Además de por la labor que hacen, hay que verlas como un ladrillo más de la sociedad civil, esa que sería tan necesaria en este país y que no existe porque todos esperamos vivir a cuenta y a costa de una subvención.
Lo de César Vidal Manzanares, pues bien, no siempre acierta. No puede acertar siempre.
Bate, muy bien traídas las palabras del Evangelio.