martes, 19 de enero de 2010

Libro: La soledad de los números primos

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La soledad de los números primos
Paolo Giordano
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Traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona
Fotografía de la sobrecubierta de Mirjan van der Meer
Edita Círculo de Lectores
272 páginas
1ª edición, de 2009
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Paolo Giordano se ha convertido, hoy por hoy, en el fenómeno editorial más relevante de los últimos años en Italia. Con tan sólo veintiséis años, La soledad de los números primos, ópera prima de este recién licenciado en Física Teórica, ha sido galardonada con el premio Strega 2008 y ha conseguido un éxito de ventas sin precedentes para una primera novela. Asimismo, ha despertado un gran interés internacional y ha sido traducido a veintitrés idiomas. Como introducción a esta novela, dejemos al texto hablar por sí mismo:
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«En una clase de primer curso Mattia había estudiado que entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, pues entre ellos media siempre un número par que los impide tocarse de verdad. Números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43. Mattia pensaba que Alice y él eran así, dos primos gemelos, solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad.»
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Esta bella metáfora es la clave de la dolorosa y conmovedora historia de Alice y Mattia.
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Un libro que tiene legión de seguidores y de gente a la que, por el contrario, no le ha gustado nada.
De lo que habla el libro es de la soledad, de la soledad incluso estando acompañado.
Alice y Mattia son como esos números primos que estan solos, pues sólo se pueden relacionar con el 1 y consigo mismos.
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Dice Jesús García Calero en su crítica de EL CULTURAL:
... Giordano ha echado cuentas y sabe que extrañando a los personajes, haciéndolos pasar por seres "enfermos", el lector se confía, se siente a salvo y entra en el juego: pensar la soledad como soledad, no como trama. Y es entonces cuando te echa el lazo, porque la soledad ya no deja de serlo cuando salta de las páginas a tus ojos, de la ficción a tus propias vivencias perdidas en la memoria.
El libro cuenta una histora desnuda, la de dos personas unidas, unidas, por un destino tan común como imposible de compartir. Y en ninguno de los dos supuestos nos defrauda, lo cual sólo podría demostrarse con una ecuación tan perfecta, tan solitaria, como nosotros mismos. Pero la X de nuestra soledad, ¿cómo despejarla?
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No es un libro para recomendar, te deja con el ánimo por los suelos y no está el horno para bollos. Pero no es malo, eso no. Aunque tampoco es redondo, acaba con un final que podría ser el principio de otro capítulo, no queda muy definido.
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